Te imaginas entendernos sin la distancia que establece el miedo, sobrevolando el teatro latino que este mundo, doblenegar la comedia y el drama. Establecernos entre iguales como los dioses, merecedores de epopeyas. Conectar el sentimiento hablando por encima de la palabra y al ritmo del silencio, inmortalizarnos en las constelaciones de Orion de nuestro cuerpo de mármol, los lunares son sagrados, porque orbitan al rededor del latido.
¿Cuánto tiempo falta?, ¿será en este siglo o en el siguiente, o en otra vida, viviremos presos de la desidia encadenada a la efimeridad de una vida humana, o disfrutaremos del sentimiento hasta vislumbrarnos?, ¿cómo será?, ¿nos reconoceremos? Mis pupilas son una isla en un mar que engloba el horizonte, ¿sabrás verlo?,¿podrás matar a la muerte recordando mis lagrimas?, ¿nos equivocaremos con otras personas? ¿O será que los Otros fueron una prolongación de tu esencia repartida por el mundo?
Cuéntame, regalame todos los tomos de tu autobiografía, vendería el tiempo por conocerte, pero cuéntame con el sentimiento irreductible del trauma. Somos uno, encerrados en dos cuerpos dispares, por ello tus palabras me integran, tus gestos me acogen y edificas un hogar en cada pisada. Ayúdame a conocerme abriéndote en canal.
Siempre creí en la reencarnación.
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