Antítesis del amor

«El producto no contiene una sola partícula de mentira. El árbol de Diana es
transparente y no da sombra»
Por ello, poesía encriptada en códices aparentemente inconexos. La vergüenza camuflada en eufemismos metafóricos.
Recuerdo la lluvia torrencial en mis pupilas siendo tu cuerpo una estancia seca, el calor del hogar. Yo me acunaba entre los pliegues de las paredes buscando el ardor para no ceder a la hipotermia. Dividí el mundo: lo interno y externo. Fue el peor error, desvincular la relación entre ambos, entre el calor y el frío. Nunca queme estando a bajo cero, domaba mi esencia caótica para entrar en los límites de la puerta, de tu puerta. Buscaba cobijo entre el aguacero y nadie sabía retomar el motor de mi vida como aquellas paredes. Dormitaba entre el terciopelo del cariño, una estancia clásica, madera y atardeceres neonatos de la chimenea, naranja.
El frío impuso la dependencia, las calles transitadas de agentes ajenos al frío glaciar, supe el calibre de las balas antes de ser disparadas, piel hipersensible, fase superior del conocimiento. El fuego necesita combustión para proseguir, y huyendo del frío, me queme en el infierno. Las gotas buscando ríos de comprensión se evaporaban, porque era fuego; fuego y pasión, unidireccional, porque yo solo me volatilizaba.
¿Qué se siente al profanar una tumba?
«Tout pour le peuple, rien par le peuple»

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