Imago

No entiendes que me guste poner en debate la existencia entre el silencio, poner el jaque el universo mientras marca el ritmo la taquicardia. Ensamblar los límites de la piel para crear un horizonte interminable, hagamos que luzca el esqueleto entre el cambio: "el viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos". Si nosotros, los humanos, engendros de la naturaleza, lapidadores de la misma fuimos capaces de matar al creador, a Dios,y a su hijo. Por qué no elaborar estrategias militares para fusilar el reloj, aunque la soberbia nos revista las entrañas, y el sentimiento conquiste la garganta. Hagamos que termine el mismo fin, inauguremos una etapa sempiterna, remplacemos el tiempo por el evo y hagamos el amor solamente con el sentimiento, sin que nos rocemos.

"¿Cómo los ángeles pueden luchar entre sí? Si no tienen cuerpo, qué armas pueden ser usadas. El ángel es espíritu, el único combate que se puede entablar entre ellos es intelectual. Las únicas armas que pueden blandir son los argumentos intelectuales. Esa lucha fue una lucha intelectual. Dios enviaba la gracia a cada ángel para que volviera a la fidelidad o se mantuviera en ella."

Asediemos a la mentira hasta que chille, recuperemos la lucidez del último suspiro, la pureza del nacimiento, la intensidad del sentimiento ante el trauma, y la sonrisa del que nunca vio.

No entiendes que tengo el corazón en jeroglíficos, ultrajado como una tumba con salida pero sin puerta. Que el conocimiento del mismo te encierra en la comprensión, desposeído de voluntad, títere de la curiosidad, pero sin vidas para morir como una maldición. No hay traducción verbalizable porque la divinidad supo que no tenemos el honor en el oído, sino se mueve entre los ojos ciegos y el latido ágil.

Hagamos un pacto con la desidia, "día de reconciliación, y de desagüe, de rearme, pero que no sirva de precedente".


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